viernes, 11 de marzo de 2011

- ¿Es que no te das cuenta? -El chico la agarró del brazo casi furioso-
- ¿De qué debería darme cuenta? No te entiendo...
- Dá igual...
- No, explícate. Ahora no me puedes dejar así, habla.
- Hace mucho, mucho mucho mucho tiempo, yo te ví, en un bar, reías divertida y lo pasabas bien correteando de aquí para allá alocadamente.
- ¿Qué?
- Y eso no es todo, hubo un cruce de miradas, un segundo durante el que pareció que el tiempo se paraba y nos miramos fíjamente a los ojos... Pero después me dí cuenta de que tu novio te acompañaba, le diste un beso. Y no me acerqué a perturbar tu perfecta burbuja de felicidad.
- Pero, ¿por qué me lo cuentas ahora?
- Un día apareciste en mi vida, y supe que el destino nos había puesto en el mismo lugar por algún motivo. Llevo este tiempo quedando contigo esperando que recuerdes nuestro cruce de miradas... Pero no ha sido así -el chico miró al suelo entristecido-
- Lo siento. -Contestó ella.-No lo recuerdo realmente...
- Yah, eso hace tiempo que quedó claro...
- ¿Podrás perdonarme?
- Siempre estuviste perdonada, ahora lo sé, te quiero...
-sus ojos se empañaron, miró al suelo, ahora le dolía tal confesión, ahora era tarde, una lágrima recorrió su mejilla- Yo también te quiero -dijo, y mirándole a los ojos recordó aquél momento, el bar, la gente, y el tiempo deteniéndose, cómo en su último beso...